domingo, 9 de enero de 2011

Calle Francisco I. Madero.

La calle Francisco I. Madero es una de las principales vías de acceso al Centro histórico de la Ciudad de México. La calle comienza a partir del Eje Central Lázaro Cárdenas, como continuación de la Avenida Juárez y corre en sentido de Poniente a Oriente desembocando en la Plaza de la Constitución o Zócalo capitalino.
Debe su nombre en honor de Francisco I. Madero, político antireeleccionista y más tarde Presidente de la República, uno de los personajes más importantes de la Revolución mexicana.

Está calle siempre ha sido una de las vías más concurridas y transitadas desde la época colonial. Su traza se le debe al español Alonso García Bravo, por lo que es además de las primeras calles en ser trazadas sobre la nueva ciudad española, sobre las ruinas de la antigua ciudad prehispánica de México-Tenochtitlán.
Ha cambiado su nombre con el paso del tiempo, debido a la nomenclatura aplicada y a la designación de calles que se hacía a los oficios o gremios. De ésta manera en el tramo comprendido entre las actuales Eje Central Lázaro Cárdenas (San Juan del Letrán en ese entonces) y Bolívar, se denominaba como 1ra. y 2da. de San Francisco; entre Bolívar e Isabel la Católica, como Calle de la Profesa; y entre Isabel la Católica y Plaza de la Constitución, como Paseo de Plateros, nombre que rescata y evoca la vocación de ésta calle como sitio predilecto para paseo por su variedad comercial. El nombre de Plateros se puso en honor al Santo Cristo de los Plateros.
El nombre que conserva le fue puesto por Francisco Villa el 8 de diciembre de 1914.

Aspecto de la calle de Madero en la actualidad; al fondo se aprecia la Torre Latinoamericana.
La ubicación privilegiada de la calle fue elegida para levantar suntuosos palacios como residencias aristocráticas, y a lo largo de los siglos han permanecido algunas de las más notables construcciones coloniales.


Épocas Colonial y Virreinal


Entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México. A la derecha aparece la Casa de los Azulejos, y a la izquierda, una de las capillas que pertenecieron al Convento de San Francisco el Grande, ya desaparecida.
Son ejemplos la Casa del Marqués de Jaral de Berrio, hoy conocida como Palacio de Iturbide, que fue hotel después de ser residencia de Agustín de Iturbide, y hoy en día propiedad del Banco Nacional de México, es usado como recinto para exposiciones como Palacio de Cultura Banamex'. Está la Casa de Don José de la Borda, y la Casa de la Condesa del Valle de Orizaba, mejor conocida como Casa de los Azulejos, así como el famoso Convento de San Francisco de Asís, el primero y más grande en el continente americano.
De la misma época virreinal, se encuentra el Templo de la Profesa o Casa Profesa de la Compañía de Jesús, que sirvió a los padres oratorianos como oratorio de San Felipe Neri y también un tiempo como Catedral Metropolitana.


Época Contemporánea

Así como aún subsisten edificios virreinales y coloniales, también aquí se levanta uno de los más emblemáticos edificios de toda la ciudad. Tal es el caso de la Torre Latinoamericanarascacielos construido en la década de los 50's que se convirtió en el más alto de toda la ciudad y además sobresale por la modernidad de su construcción. La torre fue construida en un predio que anteriormente ocupó terrenos del demolido Convento de San Francisco.
También en parte de lo que fue el convento, se haya el edificio "High Life", del arquitecto Silvio Contri, que fuera autor del Palacio de Comunicaciones y Obras Públicas y hoy sede del Museo Nacional de Arte (MUNAL).
Resalta por su arquitectura el Templo Expiatorio Nacional o templo de San Felipe de Jesús, a un costado del templo de San Francisco.
Otros ejemplos son el edificio "La Mexicana", frente al Templo de la Profesa, de estilo neoclásico, que fuera un famoso café. También está el edificio "La Esmeralda" que albergó a una prestigiada joyería y ahora está ocupado por una tienda de discos, y hoy restaurado y remodelado, aloja en su planta alta el nuevo Museo del Estanquillo, que exhibe la colección de juguetes que el escritor mexicano Carlos Monsiváis donó a la nación.



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